La ventana abierta

En fase cero, hace unos días, tomé esta fotografía mientras paseaba en mi franja horaria. La primavera no se había detenido ahí fuera, o quizá era yo. Miraba de nuevo por primera vez. Pensé: El amor llegó después. Desde entonces, llevo días deciciendo si abrir una ventana. Que respire mi casa. Que me pasa mucho, enamorarme de lo cotidiano. Se me amontonan las imágenes y las palabras brotan. Es inevitable, sumergirme en la invención de una historia, de un relato de la vida. Ando inquieta, reconozco  ese aleteo.

La ventana abierta es un regalo. Es un diálogo. Una conversación. Un lugar donde quiero desempolvar algunos escritos que ni son geniales, ni pueden tener valor, pero que han surgido de la observación y de esa necesidad que tengo de contar las cosas. Me temo que si no se pierdan. Sería una pena. Llevan demasiado tiempo confinados.

Quizás también te interese leer

Sin comentarios

Deja tu comentario