Desde dentro hacia fuera

Nunca sé como la historia comienza. La mayoría de las veces la hoja se ríe de mi, es libre como un pájaro; ¿Te imaginas atraparlo? En palabras de Amos Oz: Sólo yo y el vacío y la desesperación. Ponte a sacar algo de nada en absolutoJusto ayer alguien muy cercano a mí me preguntó: «para qué escribes». Para qué escribes si te aterra cuando empiezas, si te paralizas justo cuando acabas, si te da miedo compartirlo. Pues claro, no lo dudes, que no acabo de escribir una historia y me siento feliz, doy palmas y descorcho una botella. Lo que sucede es el inicio de una despedida. Puedo contarte que llevo un año dejándome acompañar por unos personajes entrañables que ya forman parte de mi, a los que he necesitado todas y cada una de las mañanas de fina lluvia, de fuete oleaje, de suave sol. Terminar una novela, supone insuflarles vida y echar de menos a quienes esperas  que, con suerte, se cuelen en la vida de los lectores.

Siempre el proceso de escribir me tranquiliza. Estoy sola. Miento, el Sr. Wilson a mis pies. Las páginas en blanco son en realidad paredes encaladas sin ninguna puerta ni ventana. Horas y más horas robadas abriendo espacios, picando esa pared, dialogando con todas esas voces internas para abrir un hueco, que entre el oxígeno: respiro palabras. A solas estoy bien, no lo llevo mal. Hasta que termino. La puerta se ha abierto de dentro hacia fuera; tengo que ponerle el cierre. Pronto serás tú quien decida si fue o no un acierto. Eso es, mi querido, fiel lector del jardín de los tulipanes, muy pronto voy a anunciarte que te la cedo, si tú quieres, esa nueva historia, mi tercera novela, un regalo que ojalá quieras quedarte. Por fin. Vienen cosas bonitas. Muy pronto.

Un abrazo,

Silvia.

Pic entrada by Hans Esikonen @eiskonen

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