Magalie Ilustration |
Creer que vas a encontrar
estacionamiento en el centro de la ciudad a las cinco de la tarde y no morir en
el intento.
estacionamiento en el centro de la ciudad a las cinco de la tarde y no morir en
el intento.
Todavía se me enfrían las manos
cuando conduzco por el centro de A Coruña. Será que me estoy haciendo a sus
calles o será que llevaba tiempo sin conducir por una urbe de más de 30.000
habitantes. La cuestión es que llegaba tarde al dentista y lo que me sucedió no
es de cuento pero sí de risa.
cuando conduzco por el centro de A Coruña. Será que me estoy haciendo a sus
calles o será que llevaba tiempo sin conducir por una urbe de más de 30.000
habitantes. La cuestión es que llegaba tarde al dentista y lo que me sucedió no
es de cuento pero sí de risa.
Ocho vueltas a la manzana
después, lo logro. Aparco. Agarro a cada niña de una mano y buscamos la máquina
de zona azul. La más cercana está estropeada y no somos capaces de encontrar
otra, corremos dos calles abajo. Por fin.
Entonces el artilugio me pide que
introduzca la matrícula de mi auto y …. no me acuerdo, que no soy capaz de
visualizar ni siquiera uno de los números. Corremos hasta el coche, pido un
ejercicio de memoria colectivo y volvemos a la máquina para regresar de nuevo y
poner el papelito en el salpicadero.
después, lo logro. Aparco. Agarro a cada niña de una mano y buscamos la máquina
de zona azul. La más cercana está estropeada y no somos capaces de encontrar
otra, corremos dos calles abajo. Por fin.
Entonces el artilugio me pide que
introduzca la matrícula de mi auto y …. no me acuerdo, que no soy capaz de
visualizar ni siquiera uno de los números. Corremos hasta el coche, pido un
ejercicio de memoria colectivo y volvemos a la máquina para regresar de nuevo y
poner el papelito en el salpicadero.
Llegamos tarde a la consulta y a
la salida nos regalamos una merienda para encontrarnos después con una multa
por poner el ticket al revés. Me tiro de los pelos. Será que tengo la cabeza
llena de libros.
la salida nos regalamos una merienda para encontrarnos después con una multa
por poner el ticket al revés. Me tiro de los pelos. Será que tengo la cabeza
llena de libros.
Ahora no puedo dejar de leer TENTACIÓN, de János Székey, recomendado por mis amigos del club de lectura Macondo. El chocolate y este libro acaban con mis largas noches y me funden para el día, estoy convencida.
1 Comentario
Fernando Luis Sabido Sevillano
marzo 9, 2016 de 12:14 amMe haces reír antes de acostarme. Qué mejor forma de irse a la cama. Mil gracias.