Fractura

Lo que insiste es el teléfono. El móvil se iluminia y repta por la superficie en la que se encuentre, el fijo vive una segunda oportunidad de uso. Nos interesamos por aquellos con los que hacía tiempo no nos comunicábamos. Las desgracias sirven tristemente para eso.  Entre las llamadas, encuentro las de mis amigos, familiares, compañeros de aula, compañeros de trabajo, antiguos amores, vecinos, conocidos de todos los lugares que un día llamé hogares. Que nada pasa en un solo lugar, todo pasa en todas partes. Se inflaman las vías respiratorias, se inflaman las emociones. Lo que de verdad importa. El lado bueno de las cosas, es el título de un film adorable.

Ayer por la tarde me senté a observar el cielo, me gusta mirar las nubes desde que tengo uso de razón, ver su forma, ver como crecen y decrecen, como se marchan poco a poco. Son bellas. Se nos ha fracturado el presente. Lo pensé al leer el título de una novela pendiente de ser escogida en mi biblioteca, la tenía a la espera: FRACTURA, de Andrés Neuman. Los libros escogen su momento adecuado.

Frente a la hipérbole de los rascacielos piensa en el derrumbe de la belleza, en la desconcertante facilidad con la que puede ser destruida. Lo artístico, lo técnico, lo monumental, todo aquello que se postula como perdurable, resulta en última instancia de una fragilidad absurda.

Ser consciente de cada paso, de cada gesto, de cada acción, de la drástica amplitud de cada cosa, la posilbilidad simultánea de que resista o se desplome.

Voy a llamarte ahora.

 

Photo by Mahir Uysal

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