La guitarra azul

«Tal vez no me comporto como un caballero al insistir sobre sus imperfecciones, en caso de que sea eso lo que estoy haciendo. Pero es que de eso se trata: yo la amaba justo pos sus imperfecciones. Y la amaba, honestamente. Me refiero a que soy honesto al decir que la amaba; no a que la amaba con honestidad. Qué traicionero es el lenguaje; más escurridizo incluso que la pintura».

Esta es la historia de un hombre que se enamoró de una mujer con forma de chelo.
Lo suficiente como para robarla.

Abandonado por su musa, Oliver Orme ha dejado de pintar. Quizá ya no sea un pintor, pero siempre será un ladrón. No roba por dinero, sino por el placer casi erótico de quitarle algo a otro. Posesiones como la irresistible Polly, la mujer de su gran amigo Marcus. Cuando este robo sale a la luz, con consecuencias irreparables para Marcus, Polly, Orme y su mujer Gloria, el culpable se refugia temporalmente en el hogar de su infancia. Un viaje que le obligará a enfrentarse a sí mismo en busca de la redención.

En eso consiste La guitarra azul del irlandés John Banville (Alfaguara), tan ingeniosa como demoledora. He apuntado que ha sido esta novela, no otra, la que me ha llevado irremediablemente al oftalmólogo. Después de noches de querer beber sus páginas, fatigada, por fin el médico me dice lo que ya sé, que son cuarenta y tres años, que mi vista está cansada, que necesito gafas.

Cómo me gusta este autor, qué mordaz y franca es su literatura. Él, que huye de las musas y dice no recurrir a la emoción para escribir. Su logro es que te conduce a pensar, mirar y escuchar.

«Una parte desesperada dentro de mí deseaba que lo supiera! ¡Qué perverso es temer tu sino mientras que, al mismo tiempo, te esfuerzas en acelerar su desenlace!

La tremenda fortuna de leerte.

Photo by Yuxiang Zhang 

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