Ilustración de Kim Ji – Hyuck |
Las familias felices se parecen. Aunque no lo sepan. Cuando huele la cocina a café y tostadas por la mañana y aspiras el aroma a champú del pelo de tus hijos, cuando discutes por el absoluto control del mando de la tele y por a quién le tocaba sacar la basura esta vez. Se parecen en la paella de los domingos y en las conversaciones de sobremesa sobre el desastre de desgobierno que tenemos.Se parecen y son felices y no lo saben. Desde el porche trasero de casa, oigo a mi vecina decirle a su marido un «Tú mismo». Y me río, de veras que me río sola con mi taza de café en la mano, porque pienso que el «tú mismo» lo decimos muchas mujeres felices dentro de familias felices. Y ahora que lo pienso, más le valdría a mi vecino y a todos los hombres que lo escuchan, quedarse quieto, no pestañear y contener el aliento o literalmente hacerse el muerto ¿ a que sí? A lo que voy, todas las familias felices tienen contratiempos, situaciones, días que resuelven con más o menos éxito. De eso va «La Cena» que he devorado literalmente. De una familia feliz que un día deja de serlo.
Un naufragio.

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