28 días de un abril

Hace un año que te fuiste. Entonces los que te amamos seguimos haciendo la vida. Digo haciendo, porque es lo que hicimos, aprender de una manera casi rudimentaria a vivir sin ti. Primero respiramos, dimos pequeños pasos los primeros días, recorriendo cada vez una distancia mayor, después palpamos lo que nos rodeaba, las cosas. Fuimos poco a poco percatándonos de que el Sol seguía ahí. Hasta que un día nos dejamos acariciar el rostro y así continuamos.  A los 28 días de otro abril marqué mi calendario. Un firme trazo en rojo de izquierda a derecha fue tachando los días desde que dijiste adiós. Te confinaste para siempre en mi corazón.

Tú habrías estado en la primera línea de la batalla de esta otra lucha que también me lleva a visualizar los días tachados en un trozo de papel. Lo curioso es que ya no tengo miedo, que sé que esto pasará. Que la vida tiende a rehacerse artesanalmente, poquito a poco, todos los días, solo que nosotros nos empeñamos en recorrerla veloces. Suerte que me enseñaste a ir más despacio. En cualquier caso, no hay vacuna que cure tu ausencia. Sigo aprendiendo a vivir con ella.

 

Photo by Ron Whitaker

Quizás también te interese leer

Sin comentarios

Deja tu comentario