El verano se ha instalado en mi casa. Este año más cómodo que el anterior, que olía a cajas de cartón y cintas de embalar. No llueve, para ser más precisos, hoy, por ejemplo, luce un sol maravilloso y el agua de la playa está cristalina. Vuelvo a trotar. Muy a primera hora, mientras mi hogar duerme, o tendré que decir no es no al argentino que hace sonar el claxon de su furgoneta cargada de empanadas y pan de Carral. «Si está estupenda», me dice. A mi carrera matutina no puedo llevar a Wilson. Está creciendo mi muchacho y quiere dejar su rastro en cada árbol, en cada poste de la luz y además le pierden las chicas y se desvía del camino siguiendo rastros que yo no veo. Definitivamente no podemos correr juntos. Ha debido enfadarse esta mañana y me ha roto un aspersor del jardín. El agua salía disparada en semivertical poniéndome los ventanales a lágrima viva.
La casa se me llena de niñas, las mías y las de los demás. Un día mi jardín se ha convertido en un hotel y otro, en una tienda de venta de conchas marinas. Cuidado, que hoy no puedo rechistar, se rueda una película musical. Los botes de nocilla me duran un día y siempre hay pipas debajo del sofá. No sé qué música es esa que escuchan mis hijas, pregunto siempre para ponerme al día.
Y luego están los menús de verano. En qué momento se me ocurre a mí innovar en la cocina, con lo fácil que es hacer un gazpacho. Hace un par de días me descargué un menú semanal, casi sin leerlo, porque contenía la lista de la compra elaborada y eso me puso muy feliz. Mi nevera está repleta de productos y ahora no me queda más remedio que cocinar un Vitello tonnato y una quiche de queso y calabacín.
Saco tiempo para escribir. Mis noches me tienen ya preparando borradores, historias nuevas y personajes empeñados en quitarme el sueño. Saco tiempo también para leer. Ahora terminando Mi maravillosa libreria, de Petra Hartlieb y editado por Periférica.
1 Comentario
Fernando Luis Sabido Sevillano
julio 8, 2016 de 7:33 amQué bonita es la magia que te rodea…
Un besote preciosa 🙂